15 dic 2012

TODO SE TRANSFORMA

(Carla  Corbella)

Transformación sobrenatural, símbolo de trascendencia his-“T  tórica, creencia de diversos pueblos.”
Horizontal, fila ocho, doce  espacios,  su tercera letra  es una “S “

Todavía tenía aquella imagen rondándome en lo más hondo de mi mente,  mi memoria visual no me permitía olvidar. Aquella misma mañana no había podido resolver esa odiosa definición del cruci- grama de la revista “Vivos” mientras desayunaba en una cafetería cercana.
Sentí  el viento  helado  rasgándome las carnes por debajo  de mis dos abrigos  incluso antes de abrir  los ojos.  Me sorprendí a mí misma senta- da en un banco rojo de la plaza principal del ba- rrio  inglés, miré  a mi alrededor y todo  parecía abrumadoramente tranquilo. No me extrañó no saber cómo había llegado hasta allí, “seguramente andando luego de volver de tribunales“ me dije restándole importancia, estaba tan absorta en el último caso que apenas me daba  cuenta de mis propias  acciones “ya ha terminado, ya lo has re- suelto“ me tranquilicé en un suspiro  prolongado tratando de no pensar más en aquel  tema.  Sin embargo, no podía sacármelo de la cabeza.
“Crimen que involucra la acción de matar a alguien”
– Asesinato. El crucigrama voló por mis ojos por segunda vez en aquella tarde, siempre tan apro- piado.

El caso de Jimena  Iriarte estaba volviendo  loco a todo Hurlingham, yo era la fiscal encargada de reunir las pruebas, mientras que mi compañera Natalie   Robledo,  una  abogada muy  calificada para  el caso, era  la responsable de defender al acusado en cuestión, un tal Domínguez,  que era casualmente el jardinero de turno que estaba en
el momento y lugar erróneo. Yo estaba absolutamente convencida de su inocencia, y tras mu- chos meses  de investigación y duro trabajo fue liberado.  Gracias  a mis esfuerzos y demostra- ciones, había conseguido la evidencia necesaria para condenar a la verdadera culpable a cadena perpetua.

“Organización secreta de criminales originaria de Sicilia, que se caracteriza por emplear la violencia, la intimidación y el chantaje” – Mafia. Maldito crucigrama.
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Había sido muy extraño que una madre hubiera sacrificado a su pequeña de tan solo diez años por no devolver una suma importante de dinero chantajeado a una verdadera mafia de narco- traficantes , se ven muy pocos casos como éstos. Por eso todo el mundo dudaba de la veracidad de mi teoría , que al fin y al cabo resultó ser la correcta. Todo se transforma.

“Nombre común de diversas aves paseriformes, con el dorso de color pardo y el pecho claro con pequeñas motas. Son aves migratorias que invernan en la península Ibérica” - Zorzal
Un zorzal me había sacado  repentinamente de mis cavilaciones y por primera vez, contemplé el paisaje detenidamente. Me sorprendió su re- pentina transformación, la última vez que había ido era verano y los prados brillaban refulgentes de verde.  Ahora en cambio, los caminos  teñidos en tonalidades doradas y marrones crujían con el pasar  de los pocos  transeúntes que circulaban gracias a la sentencia final del otoño, los árboles teñidos de rojo sangre, que contrastaban con el gris apagado del cielo me infundieron una fuerte sensación de  melancolía y mi cuerpo se  llenó de vacío, ya no era la renovada niña que jugaba en un colchón de hojas secas en otoño . Todo se transforma, pensé.

Me llamó la atención su forma de caminar, él convertía la incomodidad en elegancia con aquella postura ligeramente rígida, su rostro pálido y fantasmal se fundía  en unos  ojos intensamente azules. Pasó  por mi lado como un suspiro  y en un momento pensé  que formaba parte del paisaje  al reparar en su vestimenta: vaqueros negros y un lustroso tapado de paño marrón.

Me levanté impulsada por una corriente eléctrica que me recorrió la sangre ¿De dónde  lo reconocía? Casi me daba  rabia  no poder recordarlo. Decidí rápidamente seguirlo.
“Transformación sobrenatural, símbolo de trascendencia histórica, creencia de diversos pueblos”- ¡No podía pensar si aquel  maldito crucigrama me asaltaba la vista cada dos de tres!

Caminé rápidamente tras de él para  seguirle  el rastro, pero  me inspiraba cierta desconfianza, cierto  rechazo que me decía que no lo persiguiera, y por sobre todas las cosas un pavor inexplicablemente intenso. En un instante vi lo que llevaba abajo del brazo: el diario de aquel día, el mismo que apenas había hojeado yo unas pocas horas  atrás.  Leí un par de frases de la primera página, ya que su gruesa mano me tapaba casi todo el encabezado.
“Virtud que inclina a dar a cada uno lo que le pertenece o lo que le corresponde.” Justicia. Nuevamente el crucigrama.
-“Un poco de justicia”- Decía entre sus gruesos dedos que cruzaban el papel mortecino- “caso Jimena Iriarte”- sonreí apenas, suponiendo que se exponía la resolución del caso y contenta por el momento con mi pequeño triunfo.
El traqueteo insoportable de nuestros tacos  resonaba en el pavimento de la calle que estábamos cruzando, me resultaba insufrible aquella monótona y aburrida conversación. Me maravillé  en su concentración, miraba  fijamente hacia adelante, sin ver nada en concreto, simplemente andaba.

“Vehículo movido por un motor de explosión o combustión interna, destinado al transporte terrestre sin carriles”
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Un convertible tres  letras de lujo me pasó  zumbando por  la espalda,  pegué  un respingo al reparar en su proximidad ¡podría haberme matado!

EHHH!- Le grité, pero tampoco hubo respuestas. Miré a mi alrededor, nadie se había vuelto para contemplar el espectáculo, incluido mi anfitrión de adelante. Pues mejor, pensé, no queria hacer el ridículo frente a nadie.
“Transformación sobrenatural, símbolo de trascendencia histórica, creencia de diversos pueblos”.
A pesar  de las tantas cosas  importantes que tenía  en la mente en ese  momento, aquella definición  insistía  calurosamente en mis sienes,  buscando disuadirme de su importancia. Sacudí la cabeza para concentrarme en el presente, en lo que tenía delante. Lo miré, mi vista estaba bloqueada por la impaciencia, por la desesperación de entender de qué se trataba todo  esto, una buena cantidad de adrenalina recorrió mis venas, estiré el brazo, tenía  que ver nuevamente aquel rostro tan familiar que me abrumaba tanto.

Lo comprendí todo  antes de que mi mano atravesara su cuerpo, antes de que  se volviera  incorpórea e intangible,  antes que  se tornara en un tono tan pálido que parecía trasparente e incorpórea. Ahora  sabía  cómo  había  llegado  hasta la plaza,  sabía  también como había  muerto y quién  era  mi asesino,  miré por última  vez su espalda,  ya casi estaba al otro  lado de las vías, y yo me había quedado a medio camino, pasmada ante  la conmoción de lo que se siente saberse muerta. Se dio vuelta un segundo antes de que el ferrocarril golpeara mi intangible cuerpo , sus ojos me atravesa- ron, literalmente , y yo pude leer en ellos su furia asesina , su sed de sangre que había satisfecho con mi propia  carne:  el hermano mayor  de Jimena  Iriarte,  nunca  había pensado que defendería a su madre  antes que a su hermana, la primera vez que lo había interrogado parecía tan afectado, tan conmocionado y sensible que jamás se me había pasado por la cabeza que él significara un peligro, pero, estaba entendiendo las cosas por segunda vez , ya había he- cho todo este proceso en el instante en que me clavó aquel cuchillo. Miré el encabezado completo ahora  en la parte posterior de un cartel de propaganda:

-Un poco de justicia, fiscal asesinada por resolver el caso Jimena Iriarte.
-Sonreí por la ironía de aquel maldito crucigrama:
“Transformación sobrenatural, símbolo de trascendencia histórica, creencia de diversos pueblos”: Resurrección.
Todo, absolutamente todo se transforma, incluso la vida misma en otra.



Carla Corbella Instituto San José de Calasanz
Nació en Capital  Federal el 21 de octubre de 1994.  Estudió  en el Instituto San José  de Calasanz de Hurlingham. A los diez años se mudó a General Rodríguez,  en donde  comenzó su interés en la literatura con los libros de Harry Potter de J. K. Rowling, para luego extenderse en numerosas obras literarias como las de Dan Brown o las de Jane  Austen.  Luego de cuatro años volvió a su antiguo hogar  en Hurlingham y al Instituto San José de Calasanz.  Su libro favorito es “Orgullo y Prejuicio”
de Jane Austen.
                  
 
 
 
     

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