Y mientras busca el libro que le pedí, vuelve a preguntarme de dónde soy, y yo le
contesto que de Japón, que aprendí el castellano viendo Celeste siempre Celeste
por Internet, y él que se queda desconcertado y mientras sonríe yo reviso en mi
cartera y me preocupo porque no encuentro mi boleto de regreso...