5 jun 2013

COSMOPOLITAN Y SUS PORQUÉS...

 Por: azoteortográfico.com

Ya se sabe que las erratas en la prensa están a la orden del día; no en vano el diario El País, en su artículo «Errores y horrores de agosto», reconoció algunas de las gravísimas meteduras de pata que se habían podido apreciar en sus páginas durante dicho mes. Esto evidencia, entre otras cosas, que los lectores no se toman precisamente a la ligera el hecho de que la calidad de la redacción de un periódico merme de una manera tan apreciable. Podría aplicarse el cuento más de uno.

No pretendo en esta entrada soltar ninguna perorata acerca de la importancia de la figura del corrector (profesión esta cada vez más infravalorada) y al hecho de que muchas publicaciones han prescindido de esta figura, lo cual ha repercutido directamente en el resultado final de sus textos; sobre todo porque precisamente Cosmopolitan es una de las pocas que sigue manteniendo entre sus filas a una correctora de estilo y, aunque se cuelan algunas cosas, no suele estar entre las revistas peor escritas del quiosco, precisamente.


En esta ocasión, sin embargo, el patinazo ha sido mayúsculo; no ya por la naturaleza del error en sí, dado que es algo que se aprende en la escuela primaria, sino porque ha aparecido en la mismísima portada.  

Obviando los anglicismos innecesarios, que no son pocos («tips» por «trucos» o «consejos»; «low cost» por «bajo coste» o «bad boys» por «chicos malos»), la mayor patada al diccionario es ese porqué en la frase «Porqué nos gustan los chicos malos».

La escritura de esta expresión siempre ha traído cola pues, para conocer cuál es su ortografía correcta, hay que distinguir su función en el contexto. En el caso que nos ocupa, se trata de una oración interrogativa indirecta: por tanto, debería existir un espacio entre por y qué, al tratarse de la preposición por más el pronombre interrogativo qué. Así, la frase debería aparecer como «Por qué nos gustan los chicos malos».

Aprovechando esta entrada, me gustaría ofrecer una explicación sobre este caso y las formas en que puede darse.

1. Por qué (separado y con tilde). Se escribe así cuando coinciden la preposición por con el pronombre interrogativo o exclamativo qué. Aparece, por tanto, en oraciones interrogativas y exclamativas, tanto directas como indirectas. «Me pregunto por qué prefieres el verde en lugar del rojo».

2. Porqué (junto y con tilde). Es un sustantivo, equivalente a razón o motivo. Puede ir precedido por un determinante. Un ejemplo: «No entiendo el porqué de su marcha».

3. Porque (junto y sin tilde). Es una conjunción causal átona. Suele equivaler a puesto que o ya que, entre otras. «No compré huevos porque pensé que había».

4. Por que (separado y sin tilde). Pueden darse dos casos:

    4. 1. Preposición por más pronombre relativo que. En este caso, que puede sustituirse por el cual (o bien en femenino o en plural, según el contexto). «Esta es la puerta por que entramos».

     4. 2. Preposición por más conjunción subordinante que. Aquí no cabe la sustitución de la que hablaba en el epígrafe anterior. Sin embargo, que puede sustituirse habitualmente por la expresión el hecho de que. «Esta exposición se caracteriza por que los cuadros proceden de varios museos extranjeros».

Me consta que, en muchas ocasiones, ni siquiera la presencia de un corrector puede evitar que aparezcan errores y erratas en las publicaciones, pues el ritmo de trabajo es frenético y, a veces, muchos de los textos ni siquiera llegan a manos del corrector, o bien son modificados después de su revisión. No obstante, que una cosa así se cuele en la portada de una publicación clama al cielo. ¿A cuánta gente se le ha pasado su presencia para haber llegado así a los quioscos? 

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